La ciudad vecina, Ávila, declarada Patrimonio de la Humanidad, es el viaje perfecto para cambiar el ritmo frenético de la capital por un día o fin de semana de relajación en el podrás visitar de manera pausada todos los monumentos que ofrece. 

Nada más llegar, la muralla conseguirá que te sientas transportado a otro siglo. Recorrer sus dos kilómetros y medio de perímetro y descubrir sus nueve puertas y tres poternas, es la primera parada obligatoria para comprender mejor el núcleo urbano de Ávila. Además, puedes encontrar tres tramos habilitados para subir a lo más alto de esta construcción, donde contemplarás las excelentes vistas de la ciudad y la sierra. Es posible acceder desde la Casa de las Carnicerías, la Puerta del Alcázar o desde el Arco del Carmen.

Una vez cruzada la Puerta del Alcázar puedes comenzar a descubrir por el Paseo del Rastro la arquitectura de Ávila con casas y palacios que datan desde el siglo XV hasta finales del XIX. Así comprenderás como la muralla sirve de soporte para otras construcciones, galerías, ventanas o balcones. La Puerta del Rastro está flanqueada por dos torres que sostienen el balcón de Doña Guiomar y en la Plazuela del Rastro destacan las Casas del Marqués de las Navas, que se extienden hasta la plaza de Pedro Dávila. Más adelante, en la plaza de Teniente Arévalo encontrarás el Palacio Episcopal y la iglesia de San Ignacio de Loyola. 

Este camino te llevará hasta la Catedral de Ávila, el ejemplo más claro de catedral-fortaleza de Europa, que pone de manifiesto la estrecha relación que tiene la ciudad con la religión. Una construcción medieval fechada en su zona más antigua entre los años 1160 y 1180. Su estilo cambiaría a lo largo de los siglos, pero en la actualidad se observa claramente un templo gótico. En el interior podremos observar sus capillas, su claustro, un museo y prestar especial atención al Altar de los Reyes. 

Volviendo a salir por la Puerta de la Catedral te encontrarás con la Basílica de San Vicente. Alejándote más de la muralla descubrirás el Humilladero, la Iglesia de San Andrés, el antiguo Convento de la Concepción, y en la plaza de San Francisco, el monasterio con el mismo nombre.