En un entorno así, en el que no escasean los prados ni la vegetación frondosa, es fácil dejarse llevar y olvidar el alboroto de la ciudad. Pero hay mucho que ver y hacer en Navaluenga además de relajarse. 

En verano, el municipio es famoso por sus piscinas naturales. Pequeños y mayores pueden refrescarse en la pequeña “playa” de agua dulce que se forma bajo el bonito puente románico. ¿Lo mejor? Las vistas a la Sierra de Gredos que disfrutarás durante el baño. 

Pero el verano no es la única estación en la que es posible disfrutar de la sierra. En cualquier época del año una ruta desde Navaluenga (por uno de los muchos senderos señalizados) promete un paraje repleto de abedules y siempre con el sonido del agua cercana: ya sea en forma de pequeños arroyos o pequeñas cascadas como Las Chorreras de Muñogrande (muy cercanas al municipio). Y es que las oportunidades para disfrutar de la naturaleza en este entorno natural son infinitas. Si el senderismo no es para ti, también puedes aprovechar el cauce del río y deslizarte en una canoa, kayak o incluso en bicicleta por sus laterales.