Yo soy enfermero. Formo parte del equipo de dirección del Hospital de Sheffield (Reino Unido). A principios de marzo ya vimos que teníamos que hacer una reestructura del hospital para poder absorber toda la demanda que iba a venir porque veíamos como iban siendo las cosas en España o Italia. También duplicamos las camas en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI y triplicamos la plantilla de enfermeros. Me dedicaba a la gestión de servicios y calidad del hospital, dejé mi despacho y me puse otra vez el uniforme de enfermero para luchar contra el COVID con mis compañeros. Ahí es donde comienza mi frustración y también la rabia e impotencia que sentía al no poder hacer más para frenar el COVID en los pacientes. 

A diario, en el mes de abril, el COVID se llevó a muchos pacientes en mi hospital y personalmente no podía hacer nada. Entonces esa rabia generó un poco de odio, que iba en aumento. A eso se sumaba la ansiedad que sufríamos mis compañeros y yo cada vez que íbamos a trabajar… Necesitábamos una solución. Mi odio al virus y el amor a la vida fueron las dos causas por las que yo me decidí a ser voluntario. Pensé en todo lo que podíamos ganar y nunca me preocupé por lo que me podía pasar, porque como siempre digo “sin voluntarios, no hay vacuna, y sin vacuna estaríamos con el COVID durante mucho tiempo”.

Supe de ello por mi trabajo en el hospital. He ido recibiendo mucha información acerca de los tratamientos que se iban descubriendo desde el principio de la pandemia. Y también he seguido esta carrera que parece haber para sacar la vacuna. Hay diferentes organizaciones como Oxford, Moderna, otra de Rusia o de Japón…y la Universidad de Oxford era una de las primeras que empezaba a pedir a personas voluntarias a finales de abril. Hace como unos dos meses y medio recibí un email de la Universidad de Oxford. 

Pero no solo me llegó a mí, esta universidad mandó emails a todos los hospitales de Reino Unido porque buscaban voluntarios. Buscaban específicamente personal sanitario que estuviera al frente, en contacto con el COVID, porque de esa manera se aseguraban que los voluntarios siguiesen expuestos y pudiera acelerar esto la obtención de datos. La única manera de saber si la vacuna era eficaz o no, llevaba a que los voluntarios se contagiasen. Por eso, vieron una ventaja en nuestra situación [como enfermeros] y nos pidieron ayuda para ser voluntarios. Miré toda la información y no lo dudé. Dije que sí muy deprisa y me puse la vacuna el día 5 de junio.

Sí. Además de que casi todos éramos sanitarios, los voluntarios debían tener más de 18 años y menos de 55, y no tener ninguna enfermedad crónica. Asimismo, no debíamos haber donado sangre en los últimos 3 meses ni tomar medicación de ningún tipo. Lo más importante era dar negativo en el test de anticuerpos porque era muy probable que , trabajando en la UCI como estaba, hubiera estado en contacto con el COVID sin saberlo, pero di negativo. Muchos de mis compañeros que también querían ser voluntarios no pudieron serlo porque dieron positivo. Yo di negativo, me dieron los resultados el miércoles 3 de junio y al cabo de dos días me pusieron la vacuna [el día 5]. Fue todo rapidísimo. 

No, no he recibido ni un euro; lo único que recibí fue el email de la Universidad de Oxford a finales de mayo y cuando respondí que sí que quería hacerlo, me dieron cita para un reconocimiento médico. El 1 de junio fui al hospital para hacerme ese reconocimiento médico. Me hicieron una revisión muy exhaustiva, miraron mi historial clínico y también me sacaron sangre para hacer la prueba de los anticuerpos. 

El miércoles 3 de junio me llamaron para decirme que todas las pruebas habían sido satisfactorias y me dijeron también que había dado negativo en el test, que mi cuerpo no tenía anticuerpos, que no había estado en contacto entonces con el virus. A partir de ahí pasaron 48 horas hasta que me pusieron la vacuna. En concreto, fue el día 5 de junio a las 4 de la tarde, aunque me la pusieron con 2 horas de retraso porque había problemas técnicos. Esas 2 horas fueron las más largas de mi vida…

Sí. Después de la prueba, me he tenido que tomar la temperatura cada día, a la misma hora, para saber si tenía fiebre o no. El protocolo decía que si me subía a más de 37, 8, tenía que llamar al número de contacto que tengo de la Universidad de Oxford y aislarme. También me he hecho más pruebas. Cada día tenía que rellenar un diario electrónico para ver si tenía síntomas como pérdida del gusto, pérdida del olfato, malestar general, dolor de cabeza…todo esto. A todas estas pruebas yo he respondido bien.

Asimismo, una vez a la semana me han realizado una PCR para ver si he estado en contacto con el virus. Ya llevo 7 negativos en las PCR que me han hecho…pero quién sabe, al igual el octavo será positivo. Lo último que hice fue el 6 de julio, hace unas 4 semanas. Volví al hospital, me hicieron unas pruebas, una analítica y una revisión médica para ver si había producido anticuerpos y cómo el cuerpo me estaba respondiendo. 

Los resultados de estas pruebas los publicaron el otro día en la revista The Lancet, la más prestigiosa del mundo en el tema de la medicina. Ahí dieron unos resultados buenísimos. Primero, que la vacuna es segura porque ninguno de los voluntarios ha necesitado asistencia médica. Sí que es verdad que algunos han tenido dolor de cabeza o malestar general, pero que se ha solucionado todo con paracetamol y en menos de 24 horas. Esto es muy buena señal porque lo más importante es que la vacuna es segura. 

La noticia es que la vacuna produce una doble protección. El 100 % de los voluntarios que recibieron la vacuna han producido una respuesta inmunitaria muy buena. Hay que decir que no solo hemos producido anticuerpos, sino que también hemos producido células T. Las células T son las mejores que podemos fabricar porque son como los geos del sistema inmunitario. Son muy buenas para poder distinguir y atacar al virus muy rápidamente, y además duran muchísimo más que los anticuerpos.

Sabemos que la vacuna es segura, que tiene doble protección, pero todavía no se sabe si es eficaz. Por ese motivo me realizan las PCR cada semana, para saber si el virus me está atacando. La única manera de saber si la vacuna es eficaz es que los voluntarios se infecten. Si eso pasara, si tuviera algún síntoma o diera positivo en la PCR, tengo que llamar inmediatamente a la Universidad de Oxford, trasladarme al hospital, y ponerme en cuarentena. Me harían unas pruebas mucho más exhaustivas para ver si realmente esa vacuna funciona o no. Todas las previsiones dicen que sí pero la ciencia tiene que demostrarlo, y eso es lo que estamos haciendo ahora. 

Es en esta tercera fase en la que quieren demostrar también lo que pasó en la fase con animales, porque los humanos podemos reaccionar de distinta manera. Si todo va bien, tendrán suficientes datos el mes que viene, en septiembre, y los entregarán a la OMS. Ya podrían tener la vacuna en las calles en octubre. Ojalá que los Reyes Magos nos traigan la vacuna a España y también al mundo entero. Empezar el 2021 sin COVID sería fantástico. Quiero que el 2021 sea el año de los abrazos , que la gente pueda salir a la calle sin la ansiedad y sin el temor de que el COVID les vaya a atacar. Eso para mí sería maravilloso.

La vacuna es similar a otras vacunas que ya existen. Cuando China sacó el genoma del virus, que es exactamente la composición, la doctora Gilbert, de la Universidad de Oxford vio que era muy similar a otros adenovirus, es decir, a otros virus respiratorios. Concretamente era, o casi era muy parecida al virus del resfriado común de los chimpancés. Cogieron este virus del resfriado común de los chimpancés y le añadieron unas proteínas, que son las proteínas típicas que aparecen cuando vemos fotografías del COVID-19, es la corona del COVID. Esto es lo que es la vacuna. Ya se había probado en otros virus similares. Ya se sabe más o menos cómo va a funcionar, lo que pasa es que no se había probado exactamente contra el COVID, y ha habido unas modificaciones. Se tenía que comprobar que realmente estas modificaciones eran efectivas. 

La vacuna a mí no se me puede multiplicar, tampoco me puedo infectar. Lo que sí que produce es que mi sistema inmunitario puede reconocer el COVID y que las células T y todas las defensas puedan frenar el virus. Esto es a lo que se refiere la doctora Gilbert, a que no han empezado de cero. La ciencia ya estaba ahí, y ya ha habido otras vacunas que han sido efectivas para otros virus. Por eso, esta vacuna se ha podido sacar en un tiempo récord. Si se saca en octubre, habrán pasado diez meses desde que comenzó la pandemia. Se habrá conseguido algo que nunca se había hecho antes.

No sé nada acerca de la vacuna de Moderna, sé la de Oxford y lo que ha producido. La de Moderna, tendría que estudiarlo. No he tenido información acerca de ella como sí he tenido acerca de la vacuna de Oxford desde el principio, porque al fin y al cabo me iba a poner esa vacuna en mi cuerpo. Esta sí que sé cómo funciona y es todo bastante natural.  Creo que el concepto de la vacuna de Moderna es dejar morir al virus, que es un concepto diferente del concepto de la Oxford, porque al final la de Oxford produce anticuerpos y esos anticuerpos combaten contra el virus y acaban con él.

Lo que sí quiero decir es que cuantas más vacunas haya con diferentes formas de atacar al adversarios, pues mejor. Alguna de ellas saldrá victoriosa y al final el ganador el ganador real va a ser la humanidad, que es lo que realmente importa. A mí me da igual que gane la de Moderna, la de Oxford o la de Rusia…mientras haya vacuna antes de Navidad, yo estaré contentísimo. 

No pensaba que esto tendría tanta repercusión en las redes sociales. Yo lo hice por decisión personal porque no que yo no quería que 2021 fuera como está siendo este 2020. Quería recuperar el control de mi vida y ahora mismo el virus nos está quitando lo que podemos hacer y también decide si podemos salir o no…Yo no quería eso. Por lo tanto, no me di cuenta de que lo que estaba haciendo iba a pasar a la historia como está pasando. Tal y como he dicho, no pensé mucho en las consecuencias…en lo que pensé fue que tenía que hacerlo porque sin voluntarios no hay vacuna y sin vacuna, como he dicho, este virus nos iba a controlar la vida el año que viene, y el siguiente y el siguiente…Y solo se vive una vez.

Yo quería poder vivir mi vida con esperanza e ilusión, que ahora mismo no se puede. No solo yo sino toda la humanidad. También necesitaba devolver la vida a mis hijos, que tengo 3 hijos, y el mayor por ejemplo tiene 18 años y está encerrado en casa. Sale muy poco. Y yo cuando tenía su edad siempre estaba fuera de casa, en el cine, en la playa…y ahora su vida está en pausa. Estos preciosos momentos, estas memorias de su juventud yo quería que volvieran a ser normales, no quería que estuvieran manchadas por el COVID. Por eso digo que fue una decisión bastante personal que sí que ha repercutido a toda la humanidad, y ahora me he dado cuenta de lo que está significando. Pero cuando lo hice, yo solo pensaba en poder acabar con el COVID de una vez por todas.

No conozco a ningún otro español. Todo es anónimo. Incluso yo cuando me comunico con la Universidad de Oxford no doy mi nombre. Yo tengo un número clave que ellos tienen registrado en sus ordenadores. Van muy a ciegas, por tanto. Solo conozco a 5 o 6 más de mi unidad que fueron voluntarios pero siempre yo me comunico con la Universidad de Oxford a través de un número clave secreto que ellos identifican. Estos estudios conllevan unos protocolos muy rigurosos y la confidencialidad también es un aspecto muy importante.

No, no puedo infectar a nadie y lo que se me ha pedido es que haga vida normal porque lo que se espera es que si me contagio sea de forma natural. No me han pedido nunca que tome riesgos porque no se sabe si la vacuna es efectiva al cien por cien. Por lo tanto, cuando voy a trabajar continúo poniéndome el EPI, todo el equipamiento... porque no quiero tomar riesgos. Y cuando no estoy trabajando y salgo a la calle, me pongo la mascarilla, evito las aglomeraciones, me lavo las manos frecuentemente y cumplo con todas las medidas de precaución que puedo porque, al fin y al cabo, no puedo ahora relajarme por tener la vacuna puesta. Además, tampoco lo sé seguro porque al 50 por ciento de los voluntarios les han puesto un placebo y al otro 50 por ciento les han puesto la vacuna. Yo no lo sé, a mi no me lo dirán hasta el año que viene. Por lo tanto, no estoy seguro al cien por cien si me han puesto la vacuna o no.

Sí. Yo creo que sí. La vacuna de Oxford tiene muy buena pinta, ya ha pasado dos de las etapas más difíciles y ahora estamos en la tercera etapa. Solo nos falta averiguar si esta vacuna es efectiva o no, y también en un futuro, con qué frecuencia nos la tenemos que poner. Pero, como ya he dicho, también hay otras vacunas que están llegando en esta carrera, que están avanzando muchísimo y se están acercando a la de Oxford. Dicen que la de Rusia está en producción pero lo tienen muy escondido. Al final alguien ganará y creo que será muy pronto, probablemente este próximo mes de octubre. En las próximas 8 semanas vamos a tener muy buenas noticias. Habrá vacuna antes de Navidad…yo tengo mis dedos cruzados…aunque en ciencia no se puede decir nada seguro, pero la cosa pinta muy bien.

Esto forma parte del estudio a largo plazo. Conmigo no van a terminar en agosto u octubre, sino que me van a seguir haciendo pruebas, análisis de sangre o reconocimientos médicos durante un año, hasta julio de 2021. Precisamente para saber esto, para saber si realmente con una dosis es suficiente o incluso si la dosis tiene que ser cada dos años, que también puede ser. Esto dependerá de cómo esté mi nivel de anticuerpos o de células T, o de ver cómo mi cuerpo va reaccionando. Esta pregunta no se puede contestar este año. El tiempo dirá. No tenemos una bola de cristal…Pero todo eso ya se sabrá más el año que viene. Todo apunta a que, como pasa con otros virus respiratorios, que será muy similar a lo que pasa con la gripe, que cada año tendremos que vacunarnos para acabar con el COVID. 

Yo tengo la esperanza de que algún día podamos tener esa vacuna y que en 2021 o 2022 tendremos todas las respuestas y podremos ver como avanzamos hacia delante. Lo importante ahora es sacar la vacuna antes de que el invierno vuelva y frenar tantas muertes, que ahora mismo son más de 30.000 cada día, en todo el mundo. Muchísimas. Lo importante ahora mismo es salvar las vidas y luego ya el año que viene hablaremos de la frecuencia o de cómo se tiene que mirar al futuro. Ahora es importante que podamos tener buenos resultados y tener, como mínimo, este arma para prevenir la infección. Como yo siempre digo “es mucho mejor prevenir que curar”, es más efectivo y barato prevenir que la gente enferme, que tener que tratar en la UCI.

La verdad que esto si que no lo sé, pero es una buena noticia porque yo soy 0 negativo y estoy contento de que usted me haya dicho eso. Pero la verdad es que no tengo la información porque no formo parte del equipo científico de Oxford, solo soy voluntario.

 Yo tengo confianza en que España entrará en esas negociaciones y que pactará un precio para fabricar esta vacuna en sus laboratorios. Pero también hay que decir que España es uno de los países con más prestigio en la investigación de vacunas. Hay varios laboratorios españoles que también forman parte de esta carrera. Y quién sabe… a lo mejor nuestro país saca la vacuna muy pronto también, y además con el sello español. Esto estaría muy bien.

Aquí estamos utilizando la Textamitosona, también el plasma sanguíneo, y un antiviral cuyo nombre es muy raro. Estos medicamentos han sido muy importantes porque han reducido los días de estancia de los pacientes en la UCI y a los pacientes a los que se los hemos administrado han respondido mucho mejor; no han llegado a estar en estado crítico como antes. Ahora directamente no intubamos, como hacíamos al principio de la pandemia, sino que empezamos poniendo estos medicamentos. Esta es la diferencia.

Está ahí la luz al final del túnel. Llevamos muchísimos meses con la cuarentena, intentando luchar y lo que pido a los españoles es que, por favor no se confíen. El virus está todavía fuera. Cuando veo a la gente que se aglomera en los bares, en las playas…que se conciencien, que ya tendremos tiempo el año que viene de todo esto. Lo importante hasta que salga la vacuna es que no nos confiemos, porque al fin y al cabo si usted lo hace lo hace, pone su vida en riesgo. No solo su vida, también la de sus seres queridos, porque igual no va a ser usted al que le afecte el virus, pero puede ser el que lo lleve a casa e infecte a sus padres, abuelos o incluso a sus hijos.

Por lo tanto, pido precaución a todo el mundo. El que tenga que salir que salga pero que tome todas las medidas de seguridad necesarias. Ya podremos ir de fiesta el año que viene, seré el primero que el 1 de enero lo celebre a lo grande. Hasta entonces, por favor que todo el mundo tenga mucha precaución porque no quiero que nadie acabe en los hospitales.